miércoles, 17 de agosto de 2011

Nocturno.2


Anoche soñé.
Pequeñas lágrimas de limón brotaban de mis vacías cuencas, refrescando profundamente las heridas de mi cara. Lástima que estas se evaporaran justo antes de llegar a la comisura de mis labios, hubiese sido algo de lo más ácido.
Todo fue culpa de los utópicos besos que buscaban a Venus, caricias que intentaban encontrar aquellos clarividentes ojos, quimeras que tenian como protagonista a la mayor musa del olimpo.
La crueldad, sin tiempo para reaccionar, sesgó todo atisbo de esperanza. La muerte, por su parte, hizo acto de presencia y el verdor cubrió mis sienes. Brumas llenas de un asfixiante hedor a cal y a cieno poblaron todo el ambiente de una espesa sensación de angustia.
Lamentarse ahora es la única opción. Todos los ejes se alejan de una forma un tanto burlesca.
Olvidar es un arma que en este tipo de casos ayudaría a provocar la melancolía.
La memoria me prepara un pequeño ataúd para mi trozo de alma.
Que hermoso hubiese sido todo si fuésemos , pero el hostil egoísmo nos conforma.
Anoche soñé que, efectivamente, soñaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario