lunes, 7 de noviembre de 2011

Suave llovizna sobre Madrid.

Sus púrpuras párpados rigen mi compás.
    Sentí que los dias pasaban, la lluvia caía sobre el asfalto y una via verde se abría por mi camino. Todo acababa cuando el viento intentaba derribarme, el tiempo me mecía, el espacio me rompía. Paradojas de la vida me llevaban a conversar con destellantes luces negras que pactaban con el mal, luchas de egos que destruían ciudades enteras.
    Las mentiras quizás puedan saber a gloria si le das la justa forma pero los ríos de pañuelos son infinitos si la forma es inadecuada. Forjar un destino no es un hecho que implique la vida, que el destino busque el azar, una realidad que no siempre es perfecta.

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